martes, 14 de junio de 2016

El lobo


                                                                                                                                                                                       
Soy como un lobo que vaga por la noche
caminando sobre la nieve fría de tu cuerpo
y pensando como humano
en sus instintos más primarios.
                                                                                                                                                                                                                              



Huyendo de ti pero siempre contigo



Soy esclava de tu letra
y de tu alma.
Adicta a tu mirada plasmada en frases sin rima
pero escritas con vida.
Soy admiradora de tus heridas,
las mismas que sangran poesía.

No hablas con palabras
sino que a través de ellas me hablas con el tacto.
Me incendias quemando el corazón y el odio,
al tiempo que
tus lágrimas no forman charcos
sino retablos de arte perdidos en el tiempo,
mi tiempo.

Mi amor,  mi dulce y tormentoso amor,
bailemos entre las ropas del huracán
con los relámpagos como banda sonora de nuestro amor.

Escapemos de esta masacre de mundo sin pintura,
sin poetas, sin música, sin lengua ni amor ni cultura.
Huyamos de todo,
huye de mí como yo huyo de ti pero contigo.
Seamos búhos que acechan la noche,
se mi bruma y mis tinieblas,
siendo yo entonces tu ciencia ficción.

¡Qué etéreo es todo!
Tan frágil como lo fuimos nosotras…
como lo fui yo contigo.
Tal frágil que fui una pestaña
de esas que tiras sin pedir ningún deseo.

¡Qué rápido apareces y desapareces!
Tanto como un abrir y cerrar de ojos.
Aunque para mí sigues siendo esa balada
que no te sacas de la cabeza,
y sobretodo, eres mi “Iridiscencia” favorita,
la misma que buscaba en los destellos tostados de tus ojos
y que ahora emergen en mí cada vez que pestañeo
para evitar inundarme en un día soleado.

Y soy esclava de tu letra
y de tu alma.
Al igual que soy adicta a tus monstruos y demonios.
En resumen mi amor, mi dulce y tormentoso amor,

soy esclava de toda tú aunque huyendo de ti pero siempre contigo.

sábado, 11 de junio de 2016

Bosques de amor



Sonámbula por las sábanas me topo contigo,
una flor nacida en el calor del invierno y cargada de pétalos helados.
Mis yemas te acarician sigilosas y temerosas a tu reacción,
al tiempo que mis labios, te bañan en tormentas de letras
para que me hagas poesía.

Escucho atentamente ese sonido melifluo que desprende tu cuerpo
intentando mantener la cordura en esta insatisfecha locura.
Mi aliento se convierte en el vaho que moja la comisura de tu boca
y mi cuerpo en el sol que seca tu lluvia.

Me miras, y mi corazón se para en la rapidez de los latidos,
mientras mis ojos se pierden en el derrame de tinta de los tuyos.
Son tan profundos que temo caer en el olvido,
como caen las estrellas en el universo
o mis pestañas en tus párpados.

Me escabullo en tu pelo para respirar tu aroma,
y me acerco a tu oído para susurrarte utopías.

Te beso en un abrazo cuerpo a cuerpo
tomando por distancia la realidad de los sueños.

Te deseo en una vida de pasión muerta
y te amo en una muerte un tanto incierta.

Eres tan inefable que ni yo misma te creo, te expreso o te entiendo.
La penumbra de mi corazón está bañada en un precioso arrebol,
iluminando las paredes lúgubres de mi cuerpo con tu efímero tacto.

Porque tú en ti misma,

 has creado en mí, un amor sempiterno hacia ti.

Dime que no me quieres



Empújame contra la pared,
aráñame y desgárrame,
bésame como si murieras de hambre.
Exhálame como si fuera el somnífero
 que calma tu sed.
Jadea en mi cuello
y no me dejes zafarme de ti.
Dime todo y de todo con el cuerpo
y nada con palabras.
Apóyate sobre mí
como si te sintieras perdida
y yo fuera el mapa para encontrarte.
Hazme callar
en una embestida boca a boca.
Mientras yo te hago hablar
en un aquí y ahora.
Fúndeme en besos de deseo
y para el tiempo
al hacer de mi cuerpo tu paseo.
Rompamos mesas,
suelos y camas.
Rómpeme y arréglame.
Haz de mis labios tu sustento
y de mis ojos tu guarida.
Agótame en ti
al tiempo que yo te hago volar en mí.
Marca la habitación de éxtasis
y márcame a mí de ti.
Evapora el oxígeno
en vaho seco.
Silénciate en gritos de euforia.
Y cuando
haya demasiado ruido,
mírame y dime 
que no me quieres