sábado, 3 de junio de 2017



Mirarte era como bucearte el alma

Es tal el poder de una palabra (poema en colaboración)


Es tal el poder de una palabra, que el mero hecho de que exista puede cambiarlo todo.
Es tal el poder de una palabra, que lo que significa decide el futuro de muchas personas.
Es tal el poder de una palabra, que es lo que nos da la condición de ser humano.
Es tal el poder de una palabra, que, saliendo de tu boca puede calmar tempestades, provocar maremotos, ser emisaria de la muerte o resucitar almas perdidas.
Es tal el poder, es tal tu poder que…

Recuerdo aquel día en el que floreciste, que naciste,
eras inocente, frágil… pétalo en mis labios.
Sabías a aventura y locura,
tan agridulce que podías enamorar y destrozar,
romper corazones y acunarlos hasta que durmieran.
Te hiciste cuento para niños y magia para adultos
pero seguías siendo tan pequeña y tímida que ni el eco te arrastraba.

Tu mayor error fue ser deseo de humanos,
de esos monstruos que insaciables de guerra y venganza,
te hicieron arma, fusil de asalto,
y tú, que querías ser su paz y su arte, sangraste tinta.

Te hiciste palabra y eso lo cambió todo,
besaste cartas de amor en el campo de batalla
y apuñalaste pechos al ser devuelta a una enamorada.
Te hiciste destino, condición humana, desgarro y desvelo,
historia de un futuro que contigo siempre es incierto, efímero,
pues de un “Te amo” a un “Me marcho” solo estás tú.

Condena de hombres  te llamaron,
vendaval de tempestades, emisaria del Hades.
Y mientras manchaban tus fonemas de desidia y envidia
tu estructura era usada como bomba para acallar el miedo
y el pecado, y que mayor pecado que tú,
significante preso de significado.

Y mientras tú eras un mosaico de emociones,
te hicieron metáfora, hipérbole y guerra
 y tú te hiciste poesía.

Tan llena de lágrimas, de amor, desamor y rencor,
tan llena de literatura… que te hiciste droga,
insomnio y diosa,
violinista en una calle de París,
amor cortés y a veces, descortés,
te hiciste revolución en un mundo cargado de miseria,
almendro en el invierno y rosa en primavera…
música en las calles arraigadas en muros fríos
y te hiciste manifiesto en el exilio,
pintaste de musa a una bella y desolada prostituta
y
conseguiste que el diablo se viera hermoso en tu boca.

Recuerdo aquel día en el que floreciste, que naciste,
tan poderosa y letal…,
tan espina en el alma.

Tan fuerte, borracha, hermosa y loca

que te convertiste en delirio de poetas.


- Itzíar de Llanos 
+
-Verdad de las pequeñas cosas
laverdaddelaspequeñascosas.wordpress.com/