No
se puede coser un corazón de grietas ni tampoco parar un recuerdo columpiado en
los ojos, no se puede hacer un torniquete a la hemorragia de la despedida ni al
desengaño ni tampoco evitar la caída.
Hay
que romperse las alas para volar, ser ceniza para ser fuego y ser silencio para
ser te quiero.
Pero, recuerda que siempre estarás tú en la
retaguardia, siempre te rodeará una atmósfera de nostalgia y fuerza, siempre te
quedará soplar el humo de esta vela, pedirme y ser Kenopsia.