miércoles, 3 de agosto de 2016

Pensamientos de un ángel enamorado



Es de noche mi vida,
la luna reina con su séquito de estrellas en el firmamento
y el sol huye de la oscuridad de tu ausencia en mi cama.

Duerme, mi vida, duerme,
Eres tan hermosa durmiendo… tan artista.
Respiras despacito como si temieras hacer ruido.
Tus pestañas vagan por tus párpados
en busca del tesoro de tus ojos.
Tus labios se cierran en suspiros
y tus pecas juegan al escondite con tu piel.

Duerme, princesa, duerme,
pues las sábanas te cubren del mal y del bien
mientras mis noches se pasan velándote.
No me ves, no me sientes, no me notas,
pero en las noches cuando vuelves a ser niña
estoy ahí, cuidándote de todo.
Acariciando tu piel de porcelana tostada,
viendo tus lunares como tinta derramada,
 oliendo tu aroma y jugando con la muerte.
Peinando tu alborotado pelo y viendo como sucumbes a ti misma,
como te bañas en sueños.

Y ahí estoy yo, en ese intervalo sobrenatural,
guardándote, cuidándote y protegiéndote.
Me podría costar mucho mi pequeño topacio,
pero supongo que me da igual,
me da igual alterar el equilibrio cada noche por contemplarte,
me da igual que me pueda costar mi vitalidad,
me importa tan poco como yo te importo a ti.

Sé que no debería cuidarte, salvarte la vida,
evitarte pesadillas y regalarte sueños.
Soy consciente de que todo tiene un precio
pero por ti pagaría con mi alma si fuera necesario.
No me da miedo poder sucumbir a la oscuridad
por la luz de tu aura en la profundidad de la noche.

Yo no duermo ni sueño como tal,
me paso las noches ahí en las sombras
asegurándome que, al menos, soñando eres feliz.
Te concedo cosas que no se me permite conceder,
te quiero como no se me permite querer,
te protejo de todo, rompiendo reglas y normas.
Cuando nadie está ahí, cuando crees ser olvido,
cuando temes la soledad, la nostalgia y el dolor,
yo estoy ahí.

Te veo reír, llorar, amar y odiar,
te veo arriesgar tu vida y ponerte en peligro,
te noto porque aunque se me prohibiera me hice tu ángel de la guarda,
soy protectora de mi propia destrucción.
Sé cuando estás en apuros, cuando tienes miedo
y sé cuando estás cerca.
Pero no te preocupes por cosas que no podrás entender
aunque estés lejos de mí, amor,
no me importa el daño, las heridas
y el dolor que me causes minuto a minuto.
Porque sin pensarlo daría mi esencia por la tuya.

Duerme, mi vida, duerme,
no temas, que cuando despiertes no seré más
que una mera sensación extraña,
pero cuando duermas ahí estaré como cada noche,
cada luna, cada amanecer, cada estrella,

cada latido y cada sueño.