Sonámbula por las
sábanas me topo contigo,
una flor nacida en el
calor del invierno y cargada de pétalos helados.
Mis yemas te acarician
sigilosas y temerosas a tu reacción,
al tiempo que mis
labios, te bañan en tormentas de letras
para que me hagas poesía.
Escucho atentamente ese
sonido melifluo que desprende tu cuerpo
intentando mantener la
cordura en esta insatisfecha locura.
Mi aliento se convierte
en el vaho que moja la comisura de tu boca
y mi cuerpo en el sol
que seca tu lluvia.
Me miras, y mi corazón
se para en la rapidez de los latidos,
mientras mis ojos se
pierden en el derrame de tinta de los tuyos.
Son tan profundos que
temo caer en el olvido,
como caen las estrellas
en el universo
o mis pestañas en tus
párpados.
Me escabullo en tu pelo
para respirar tu aroma,
y me acerco a tu oído
para susurrarte utopías.
Te beso en un abrazo
cuerpo a cuerpo
tomando por distancia
la realidad de los sueños.
Te deseo en una vida de
pasión muerta
y te amo en una muerte
un tanto incierta.
Eres tan inefable que
ni yo misma te creo, te expreso o te entiendo.
La penumbra de mi
corazón está bañada en un precioso arrebol,
iluminando las paredes
lúgubres de mi cuerpo con tu efímero tacto.
Porque tú en ti misma,
has creado en mí, un amor sempiterno hacia ti.
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