Hay ilusiones que vienen en patera,
cargadas de abusos y sueños,
hay ilusiones que se maquillan los
ojos para verse guapas, para esconder,
para creerse el típico “lo siento, no volverá a pasar”,
hay ilusiones que les golpea la
vida, que abusan de la infancia,
que no tienen amigos,
hay ilusiones que vomitan, que se
cortan, que se drogan,
que se matan.
Hay ilusiones que huyen de una
guerra y se encuentran con una paz desoladora, con una paz hipócrita que
conduce al abandono,
hay ilusiones ligadas a una
camilla, a una bolsita de suero,
a un: “no te vayas, no estoy listo, yo te quiero”.
Hay ilusiones en la tienda de toda
la vida que tiene fecha de caducidad,
en una Navidad con algo que
llevarse a la boca,
en una educación que te apoye y te
respalde,
en un país que diga “no te vayas,
yo soy tuyo y tú eres mío”.
Hay ilusiones en la historia y el
futuro,
en un niño y en un joven,
en un libro y en un gesto,
hay ilusiones en las costumbres, en
un ramo de flores,
en una copa de champán y en una
docena de campanadas.
Hay ilusiones en el amor, en
cogerse de la mano sin temor,
en un beso a la intemperie y no
escondido en una esquina.
hay ilusiones en un concierto, una
sala, un pub, un paseo marítimo y un mercado,
hay ilusiones en el llanto, en el grito y el
desgarro, en la frustración, en la ansiedad y en el miedo.
Hay tantas ilusiones como personas
en el mundo y unas se ven tan rotas y otras tan bonitas…
unas florecen y otras marchitan,
unas llevan coche de lujo y otras
si comen es un lujo,
unas visten desidia de marca y
otras sin tener nada visten de gala,
unas juegan al bingo y otras a la
lotería,
unas tienen riqueza y otras tienen
familia,
unas roban y otras dan,
unas matan y otras aman.
Hay tantas ilusiones como personas en el mundo
pero no hay tanto mundo para tan malas intenciones.
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