Se acercó a mí con su
mirada cálida advirtiendo de que sus intenciones no eran buenas y sus acciones
serían aún peores. Posó sus pupilas sobre las mías diciéndoles a mis pestañas
que serían deseos soplados al cielo y acariciando mis mejillas mientras
acortaba la distancia prohibiéndome respirar cualquier oxígeno que no fuera él.
Me fallaban las piernas, me engañaba la razón y me
abandonaba la resistencia a su cuerpo, a su pecho, a su sonrisa traicionera y a
su corazón. Sabía que estaba a punto de cometer el error más bonito de todas
mis vidas, de todos mis sueños; temía que su ausencia fuera la pesadilla más
horrible del mundo y que hacerle daño fuera el peor de los infiernos. Me
faltaba aire, me sentía como si estuviera en un agujero negro lleno de
estrellas esperando a que el universo colisionara entre nosotros. Pero él
seguía imponiendo su presencia ante mí sabiendo que yo no podía y él no debía,
nuestros rostros se rozaban tímidos en una explosión de pasión, deseo y hambre
contenida
.
El rol había cambiado, ahora yo era la presa y él
el cazador; sus labios depredadores se dispusieron a acabar con este juego
morboso cuando rompí la conexión entre mi aura con su alma.
-
¿Por qué te alejas?- dijo con una voz ronca volviendo a aproximarse
-Porque
si no me alejo ahora seremos una mágica, bonita, trágica y triste historia de
amor- susurré despertándome
-Itzíar De Llanos
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